Está regentado por el mismo equipo que el restaurante Bonbourg. También es muy alegre, aunque quizá un pelín más tranquilo. El Pilgrim completa el abanico de restaurantes del barrio Graslin. Este restaurante ha sabido marcar su estilo rápidamente. A ello ayuda la vista magnífica a la plaza que posee. Ofrece una cocina basa en la tradición francesa, mezclada con las raíces british de su propietario, así como platos street food que ha podido saborear durante sus numerosos viajes. God save the Pilgrim!
Ensalada de pulpo, espinacas y patatas, ensalada de apio, mayonesa picante, caldo de verduras a la hierba limón.
Costillar de cerdo marinado, muselina de calabaza, coleslaw de col y manzana verde, ketchup de calabaza butternut, panceta crujiente y canónigos de Nantes.
Chocolate bomb: ganache de chocolate, cookie, grué de cacao, mousse choco fortificada Valrhona caliente con helado de vainilla.