En la punta oeste de la isla se halla esta cocina sin fronteras. Alice (en sala) y Emmanuelle (en la cocina) dan trabajo a personas refugiadas en su restaurante-escuela y facilitan así su integración a través de la restauración. Es el momento ideal para aventurarse en platos generosos con sabores nuevos, algunos ideados por los estudiantes. El ambiente es luminoso, al igual que el espacio. Está abierto desde la mañana hasta el almuerzo y, a veces, más allá, con los talleres que imparten donde se mezcla cocina y artesanía.
Calabaza de invierno rustida, labneh, pesto, pipas de calabaza a las hierbas
Albóndigas de kefta, salsa de tomate al zaatar, polenta cremosa y verduras asadas
Sablé de cardamomo-pistacho, nata montada con azahar y frutas de temporada asadas